La forma de vestir de Juan el Bautista es como la del gran profeta Elías (ver 2 Reyes1,8), presentándolo así como un profeta de esa línea. Más tarde, Jesús lo corrobora al decir que Juan era el Elías que esperaban que volviera (Mateo11, 14).
La presentación de Juan como profeta se completa al mostrarlo como el anunciado por el profeta Isaías en 40,3 cuyo texto reproduce el evangelista.
Como tantos profetas, Juan predica en el desierto. El tono de su mensaje es apocalíptico, ya que anuncia un castigo inminente por lo que urge al arrepentimiento. Jesús es, según Juan, el que realizará tal juicio, al decir que él separa la paja del grano. Sin embargo, el mensaje de Jesús nos siempre se adecua a ese perfil, ya que aconseja dejar crecer el trigo y la cizaña juntos en13, 24-30.
A los que confiesan sus pecados, Juan los bautiza con agua. Él mismo anuncia la novedad del bautismo de Jesús que infunde el Espíritu Santo.
Entre los que acuden a él se encuentran fariseos y saduceos, futuros adversarios de Jesús.