- Dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios
Mateo 22, 21 b y Lucas 20, 25 b
¿Qué quiere decir Jesús?
No es fácil precisarlo y en la historia se ha aplicado hasta en modo contradictorio.
El contexto sólo se refiere al pago de impuestos al emperador romano.
Éste había invadido Palestina y les cobraba unos impuestos
Sus conciudadanos preguntan a Jesús si están "obligados" a pagar el tributo.
Los presentes tienen diversas opiniones al respecto, según sus intereses.
Los que luchan por expulsar a los romanos están en contra del pago, también lo están lo más ortodoxos judíos que creen que el pueblo elegido por Dios no ha de mezclarse en modo alguno con los paganos; en cambio están a favor los que colaboran con los dominadores y sacan provecho de ello.
Un sí o un no tajante provocaría fuertes reacciones en su auditorio.
Jesús pide que le muestren la moneda con la que hay que pagar el tributo.
Le enseñan un denario, moneda común en el imperio. No es moneda judía.
En dicha moneda, como es habitual, se representa al césar y la leyenda hace referencia a él.
Si la imagen y la inscripción es del césar, dice Jesús que se le de a él lo que es suyo. Por lo tanto, con esa moneda hay que pagar el impuesto. Eso es conforme a la doctrina paulina que invita a vivir como buenos ciudadanos en el imperio.
A continuación añade "y a Dios lo que es de Dios" ¿Ésto a qué viene?
Lo anterior hace referencia a lo que se ve en el denario: "al césar lo que es del césar"
Pero ¿y lo de Dios a qué hace referencia? ¿qué es "lo de Dios" en este contexto?
Sea lo que sea, sus oyentes le entendieron y nadie se lo discutió, más aún, quedaron "asombrados".
Si ya tiene su dificultad entender el dicho en su contexto; mucho más complejo resulta cuando se aplica a otras situaciones.
Pues ya no sólo hay que responder a la cuestión de "qué es lo que Dios" (para lo cual antes hay que preguntarse: ¿no es todo de Dios?), sino que además hay que concretar "qué es lo del césar" en ese nuevo contexto.
Y en esto, cada uno ha ido por su lado, frecuentemente ha servido para justificar los propios intereses.
No es fácil precisarlo y en la historia se ha aplicado hasta en modo contradictorio.
El contexto sólo se refiere al pago de impuestos al emperador romano.
Éste había invadido Palestina y les cobraba unos impuestos
Sus conciudadanos preguntan a Jesús si están "obligados" a pagar el tributo.
Los presentes tienen diversas opiniones al respecto, según sus intereses.
Los que luchan por expulsar a los romanos están en contra del pago, también lo están lo más ortodoxos judíos que creen que el pueblo elegido por Dios no ha de mezclarse en modo alguno con los paganos; en cambio están a favor los que colaboran con los dominadores y sacan provecho de ello.
Un sí o un no tajante provocaría fuertes reacciones en su auditorio.
Jesús pide que le muestren la moneda con la que hay que pagar el tributo.
Le enseñan un denario, moneda común en el imperio. No es moneda judía.
En dicha moneda, como es habitual, se representa al césar y la leyenda hace referencia a él.
Si la imagen y la inscripción es del césar, dice Jesús que se le de a él lo que es suyo. Por lo tanto, con esa moneda hay que pagar el impuesto. Eso es conforme a la doctrina paulina que invita a vivir como buenos ciudadanos en el imperio.
A continuación añade "y a Dios lo que es de Dios" ¿Ésto a qué viene?
Lo anterior hace referencia a lo que se ve en el denario: "al césar lo que es del césar"
Pero ¿y lo de Dios a qué hace referencia? ¿qué es "lo de Dios" en este contexto?
Sea lo que sea, sus oyentes le entendieron y nadie se lo discutió, más aún, quedaron "asombrados".
Si ya tiene su dificultad entender el dicho en su contexto; mucho más complejo resulta cuando se aplica a otras situaciones.
Pues ya no sólo hay que responder a la cuestión de "qué es lo que Dios" (para lo cual antes hay que preguntarse: ¿no es todo de Dios?), sino que además hay que concretar "qué es lo del césar" en ese nuevo contexto.
Y en esto, cada uno ha ido por su lado, frecuentemente ha servido para justificar los propios intereses.