Evoca Éxodo, particularmente el capítulo 24 (desde el verso 15): el monte, la nube luminosa, la voz de la nube, la referencia a seis días, el rostro brillante, el temor, las tiendas, la presencia de Moisés... Jesús es el nuevo Moisés (más adelante, en el verso 13, Jesús identifica al Bautista como el nuevo Elías, personaje presente también en esta escena).
El centro del relato parece ser la declaración de Dios (la nube luminosa es signo de su presencia): "Este es mi hijo amado, escuchadle" (v. 5). El espanto de los discípulos (v. 6) al oir la voz significa que reconocen que es Dios el que habla.
En el salmo 2, tales palabras (en v. 7) entronizan al rey. Jesús es el ungido de Dios, descendiente de David, que instaura el nuevo reino.
El último versículo forma paarte de un diálogo posterior de Jesús con sus discípulos, hasta el v. 13. Jesús alude a su muerte y resurrección como el acontecimiento desde el que se puede interpretar correctamente lo visto y oído en el monte.