Nos situamos: el domingo pasado Jesús realizó lo que llamamos "purificación del Templo". A continuación tiene un encuentro con un jefe fariseo llamado Nicodemo. El texto de este domingo es la segunda parte del diálogo, una larga respuesta de Jesús a una objeción de Nicodemo.
Jesús habla de un modo que identifica su crucifixión con su éxito, llamando a ambas cosas "ser levantado": el alzar de la cruz y el alzar del éxito de su misión.
Lo asemeja a cuando Moisés levantó una serpiente de cobre en el desierto de modo que todo el que recibía una mordedura mortal de serpiente, al mirar la de cobre quedaban curado. Lo mismo pasa con la cruz: salva al que se adhiere a ella.
Esta "elevamiento" de Jesús es a la vez fuente que ilumina. Por eso quien no obra como Dios quiere no se acerca a la cruz salvadora para no ser delatado por la Luz. Eso implica una autocondena, pues no acepta los efectos salvadores de la cruz.