Esta es una de las pocas escenas que narran los 4 evangelistas, pero mientras en los sinópticos se sitúa poco antes de su pasión, en este evangelio de Juan está al principio, enmarcando la actividad pública de Jesús, que se manifiesta así como el Mesías, pues se esperaba que el mesías purificara el Templo cuando llegase.
El signo de la purificación del Templo, Jesús lo realiza durante la fiesta de Pascua. El evangelista usa un juego de palabras para hacer referencia a la Pascua de Jesús, es decir, su muerte y resurrección:
- "templo" se refiere tanto al de Jerusalén como al cuerpo resucitado de Jesús, el nuevo templo.
- "levantar" el templo destruido se refiere tanto a volver a construir el de Jerusalén si fuese destruido como a resucitar (que en el griego del texto es "levantar") el cuerpo (el nuevo templo) muerto (destruido) de Jesús. De ahí que habla de levantarlo en tres días, pues Jesús resucitará al tercer día de su muerte.
Como el nuevo culto a Dios se va a realizar en el nuevo templo, que es el Resucitado, ya no harán faltas ni las monedad ni los animales, y por eso Jesús puede sacarlos del templo; porque hasta entonces, los peregrinos que venían al Templo necesitaban cambiar la moneda romana, impura para el Templo por tener la imagen del César, por una moneda judía, y necesitaban animales para poder ofrecer los sacrificios.
Por otro lado, el evangelista plantea dos tipos de fe:
- la fe de los judíos en Jesús, que se basa en ver signos para creer: está fe es rechazada por Jesús.
- la fe de los discípulos, que se basa en el recuerdo de lo vivido con Jesús, que les hace comprender el significado de los hechos que pasarán posteriormente.