Así acaba Jesús sus palabras en el monte -y así acaba el capítulo 7 de Mateo- :
"Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre frónimo que edificó su casa sobre roca" (en 7, 24).
La palabra griega puesta en rojo la traducen como "prudente", "sensato".
Ese tipo sale varias veces en este evangelio:
En 10, 16 Jesús nos dice que seamos "frónimoi como las serpientes" (astutos, prudentes)
También en 24,45: "¿Quién es, pues, el siervo fiel y frónimos , a quien el señor puso al frente de su servidumbre...?"
Tales son también las jóvenes del capítulo 25: "Cinco de ellas eran morai , y cinco frónimoi " (25,2)
Esta otra palabra griega -morai- la suelen traducir por "necia", "insensata".
Es el mismo término que continúa la historia de Mateo 7:
"todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre moró que edificó su casa sobre arena".
Tenemos pues un tipo de persona, la morós , antítesis de otro tipo, la frónimos.
El administrador de Lucas 16 es alabado "porque había obrado astutamente"; y Jesús estima que "los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz" (16,8).