viernes, 4 de julio de 2008

PARA SALVARSE HAY QUE COMPETIR

Leo en el Evangelio según Lucas (13,23-24):
"Uno le dijo:
- Señor, ¿son pocos los que se salvan?
El les dijo:
- Luchad por entrar por la puerta estrecha,
porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán."
Me fijo en la palabra que aquí es traducida por "luchar" (forcejear, esforzarse,...): agonizomai
Ese verbo quiere decir "competir por un premio" (como en los juegos del gimnasio). Se puede sobreentender que se compite con un contrincante, un adversario.
Se trata de esforzarse, de procurar conseguir algo (ese premio), intentarlo por todos los medios.

Aquí ese "algo" o "premio" es el Reino de Dios (13,28).
Dicen Dillmann y Rainer en su comentario que la puerta estrecha es la que quedaba para los rezagados y las urgencias tras el cierre del portón de la cuidad al ocaso. Por esa puerta sólo podía pasar una persona cada vez, de uno en uno.
Si son "muchos los que pretenden entrar", hay que competir por conseguirlo.

Es la única vez que esta palabra aparece en el Evangelio de San Lucas. Tampoco aparece en su continuación, en los Hechos de los Apóstoles.
La encontramos una vez en el Evangelio de Juan (18,36), cuando Jesús le dice a Pilatos:
"Mi Reino no es de este mundo.
Si mi Reino fuese de este mundo,
mi gente habría combatido
para que no fuese entregado a los judíos"
Si Jesús fuese un rey mundano, su gente habría agonizomai por él y no estaría en manos de otros.
De esa forma hay que combatir para entrar en el Reino de Dios, para "salvarse"

San Pablo en 1 Corintios (9, 25-26) hace referencia a esas competiciones en los gimnasios:
"¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren,
mas uno solo recibe el premio?
¡Corred de manera que lo consigáis!
Los atletas se privan de todo;
y eso ¡por una corona corruptible!;
nosotros, en cambio, por una incorruptible. "
"Atletas" traduce "los que compiten en los juegos" (los competidores), nuestro agonizomai.
Para entar en el Reino hay que comportarse como estos atletas: compitiendo por "el premio que sólo uno recibe".

Uno de esos competidores es el mismo Pablo,
como afirma 2 Timoteo (4,7-8a):
"He competido en la noble competición,
he llegado a la meta en la carrera,
he conservado la fe.
Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia
que aquel Día
me entregará el Señor, el justo Juez"

Sigue así su misma exhortación de 1 Timoteo (6,12):
"Combate el buen combate de la fe,
conquista la vida eterna a la que has sido llamado"
En 1 Timoteo (4,8-11) hay esta convicción:
"Los ejercicios corporales sirven para poco;
en cambio la piedad es provechosa para todo,
pues tiene la promesa de la vida, de la presente y de la futura.
Es cierta y digna de ser aceptada por todos esta afirmación:
'Si nos fatigamos y luchamos
es porque tenemos puesta la esperanza en Dios vivo,
que es el Salvador de todos los hombres,
principalmente de los creyentes'.
Predica y enseña estas cosas."
Es la esperanza en el Salvador la que incita a la lucha. Esta verdad ha de ser enseñada.

Colosenses presenta a Epafras como el que se "esfuerza" en su oración de intercesión (4,12).

Es de notar que este , no se hace con nuestras propias fuerzas, sino con la de Cristo, como Pablo "luchando con la fuerza de Cristo que actúa poderosamente" en él (Colosenses 1,29).