Los Domingos 2º y 3º de Adviento se reparten la perícopa que presenta la figura de Juan (el Bautista), omitiendo los versos donde Juan (Bautista) presenta a Jesús como Juez.
A Juan acude toda clase de gente, y él le pide que actúe con justicia con el prójimo y con caridad con el necesitado.
Lucas insiste en que Juan no es el Mesías: Juan dice que ni siguiera es digno de hacer con él ni una tarea de esclavo, como la de desatar las sandalias.
También insiste en distinguir el bautismo de conversión de Juan y el del Mesías, cuyo bautismo infundirá el Espíritu Santo -algo que no ocurrirá hasta Pentecostés, narrado por el mismo autor-.