miércoles, 10 de febrero de 2010

C Domingo ordinario 6º - Lc 6,17.20-26

El texto proclama cuatro bienaventuranzas en paralelo con cuatro malaventuranzas, de notables diferencias con las de Mateo y quizá más antiguas.
Todas implican al auditorio con el pronombre "vosotros". Entre los destinatarios de Lucas parece haber grandes diferencias sociales.
Anuncian un cambio entre la situación de "ahora" y la del futuro, lo que para unos es una buena noticia y para otros una maldición. Es Dios el que va a invertir la situación, actuando así como el rey justo dibujado en el Antiguo Testamento; por tanto, Jesús está comunicando el dinamismo del Reinado de Dios, misión para la que ha venido, y cuyo comienzo proclamó en la sinagoga de su pueblo.
Sin embargo, la primera bienaventuranza, dirigida a los pobres (no "de espíritu" como en Mateo), anuncia un don para ese momento (no para el futuro): "vuestro es [en presente] el Reino de Dios". Lo mismo pasa con la primera maldición, dirigida a los ricos.
La liturgia ha añadido a la perícopa un versículo del texto precedente, que detalla cómo Jesús habla desde un llano, tras bajar del monte donde había instituido los Doce.