viernes, 10 de mayo de 2024

Pascua 8º Pentecostés Juan 20 · 19-23 Sopló sobre ellos

Este evangelio ya fue proclamado el 2º domingo de Pascua. Y es el mismo en todos los ciclos, en ambos domingos.

La comunidad de discípulos de Jerusalén se encuentra reunida el mismo día que en que resucitó Jesús.
Han cerrado las puertas el entorno hostil, que les provoca miedo.

Jesús se presenta en medio de y les comunica su paz, por dos veces.

El resucitado es el mismo que fue crucificado (no es un fantasma), lo confirma el hecho de que les muestra sus manos y el costado, con las cicatrices de la crucifixión. 
Pero a la vez tiene una apariencia distinta, pues los discípulos no lo reconocen inmediatamente, como tampoco en otras manifestaciones suyas.

Quienes reconocen su presencia, se llenan de alegría.

A la vez que les comunica la paz, Jesús hace el envío misionero, para lo cual les comunica el Espíritu Santo (esto acontece "al anochecer" del mismo día de la resurrección de Jesús., no 50 días después) y les hace mediadores (a todos los discípulos, no sólo a los apóstoles) del perdón de Dios: "a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados". En este evangelio de Juan, "pecados" se refiere propiamente a la posición que se toma contra Jesús: "un pecado, porque no creen en mí" (16, 9).

Este domingo de Pentecostés la atención se centra en estas palabras de Jesús resucitado: "Recibid el Espíritu Santo". Las acompaña el gesto de "soplar sobre ellos", el mismo gesto con el que Dios crea al ser humano, según la versión griega de Génesis 2, 7: ""el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida". 
Con la entrega del Espíritu, soplando sobre sus discípulos, Jesús está re-creando al ser humano, lo hace "nacer de nuevo" o "nacer de Espíritu" (ver capítulo 3 de san Juan), está realizando una nueva creación.