Es la misma lectura que la fiesta de la Ascensión del Señor en el ciclo A.
En el presente comentario solo hacemos referencia al motivo por el que la Iglesia ha escogido esta lectura para la fiesta de la Santísima Trinidad en el ciclo B.
Son pocos los textos bíblicos en los que se mencionen, a la vez, las tres personas de la Trinidad; y éste es uno de ellos. Es el final del evangelio según san Mateo. Se trata de un encuentro de los once apóstoles (a falta de Judas Iscariote) con el Resucitado, en un monte indeterminado de Galilea.
Jesucristo les dice unas breves palabras que en las que ordena a sus discípulos que realicen el proceso completo de
evangelización de la Iglesia: anunciar el el Evangelio ("id y haced
discípulos"), incorporar a la Comunidad eclesial ("bautizándolos") y
catequizar ("enseñándoles").
El segundo momento, el bautismo, se ha de hacer en el nombre de las tres personas trinitarias: "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Que el bautismo se haga en nombre de la Trinidad (en los Hechos de los Apóstoles se hacía en nombre de Jesús), implica una redacción tardía de este párrafo, al menos de la segunda mitad del siglo I.
Bautizar "en el nombre" significa que el bautizado pasa a ser pertenecer a las personas nombradas, queda consagrado a ellas, ya que en la Biblia el nombre representa a la persona. Es la única vez que sale esta expresión en el evangelio, con la que empezamos toda liturgia (santiguándonos)