Estamos ante el relato de la última cena según san Marcos.
La lectura tiene dos partes, separadas por el trozo que no se lee (donde Jesús anuncia la traición de Judas). En la primera parte, el evangelista narra los preparativos de la cena pascual. En la segunda parte, narra la institución de la Eucaristía en el marco de la celebración de dicha cena.
El detalle de seguir a "un hombre que lleva un cántaro de agua" se ha interpretado desde antiguo como una referencia al Bautismo, puerta necesaria para poder acceder a la Eucaristía.
Jesús utiliza dos momentos de la cena pascual judía para instituir la Eucaristía. El primer momento es antes de empezar la cena, con panes ácimos, que él identifica con su cuerpo; y el segundo momento, una vez cenado el cordero pascual, con la tercera copa ritual, la de acción de gracias ("dando gracias"), que Jesús identifica con su sangre. La palabra "soma" que traducimos por "cuerpo" se refiere a toda la persona, por lo que equivale a decir: "este soy Yo" ("este es mi Cuerpo"). El gesto de "partir" el pan haría referencia a su muerte: Jesús se parte y se da a sí mismo. La sangre simboliza su vida, que se derrama por "muchos", un término que incluye a todos. Es la sangre de la nueva alianza, que sustituye a la alianza que Moisés selló con la sangre de un animal en el monte Sinaí (Ex 24,8). De ahí que esta cena de Jesús sea anuncio de su sacrificio en la cruz, donde muere por nosotros, derramando su sangre.