Presenta a uno que expulsa demonios en nombre de Jesús. Ellos habían fracasado al intentar hacerlo en este mismo capítulo (14-29) con un endemoniado, y Jesús le recriminó su falta de fe. Ahora quieren prohibir a éste -que tiene éxito- que lo haga. La razón que aduce es "no es de los nuestros" (literalmente: que no sigue a los discípulos).
Jesús pone las cosas en su sitio: no seguirá a sus discípulos pero actúa en su nombre.
(La primera lectura de la misa hace referencia a otro intento de prohibición de actuar según el espíritu de Dios en tiempos de Moisés: Números 11, 25-29)
A continuación, Jesús parece cambiar de tema: habla del "escándalo" a la fe de los "pequeñuelos" (literalmente en griego: los "micro"), es decir, de aquellos que ponen en crisis la frágil fe de algunos de sus seguidores, probablemente miembros de la comunidad cristiana a la que Marcos se dirige. Jesús les advierte con palabras duras que es un asunto muy serio en el que se juega la condenación eterna
Los versículos 44 y 46 repiten el 48 y hoy día se consideran un añadido posterior por lo que suele omitirse