Jesús redefine las relaciones familiares. En las nuevas relaciones desaparece el papel dominante del hombre de la casa.
En primer lugar restaura la relación conyugal al plan original de Dios, citando el libro del Génesis, combinando los versículos 1,27 con 2, 24. Deroga así una ley del Deuteronomio (24,1) que Jesús interpreta que procede de los hombres (de Moisés) y no de Dios; esa norma permitía -según la interpretación del texto evangélico- despedir a la esposa con tal que se le diera un acta (en realidad, el texto del Deuteronomio no dice eso, aunque reconoce que existe esa práctica). Quien haga eso, es un/a adúltero/a (El texto evangélico considera tanto que lo haga el hombre como la mujer, pero esto último debe haberse escrito teniendo en cuenta su lectores de origen griego, pues entre los judíos sólo cabía que lo hiciese el hombre).
Posteriormente incluye a los niños en la casa donde él instaura una nueva red de relaciones centradas en Él. No sólo regaña a a quienes tratan de excluirlos, sino que los pone como referencia de la vida en esta nueva casa (en esta parte, él se encuentra en la casa con sus discípulos), en lugar de ser el padre de familia como antes Probablemente Marcos se refiera a las relaciones que ha de haber en la comunidad a la que escribe.