Con este pasaje termina la
sección del camino, que empezó justamente después de la curación de
otro ciego.
Marcos
nos transmite un mensaje claro en este año de la fe: la fe en Jesús salva. Jesús
valora la fe de Bartimeo, presentado como modelo.
En principio toma a
"Jesús Nazareno" -de quien ha oído hablar- como descendiente del rey
David. Eso puede significar que cree que es el esperado Mesías político.
Culmina reconociéndolo como Maestro con una expresión de la mayor
consideración (rabboní en vez de rabbí).
Para ello ha tenido que superar la oposición de "muchos", que le mandan callar como a los espíritus malignos.
Jesús
detiene su caminar y sin moverse manda a los "muchos" que le llamen,
luego le pregunta lo mismo que a los hijos de Zebedeo el domingo
anterior. Bartimeo, en vez de pedir un puesto destacado en su reino,
pide recobrar la vista. Todo el proceso lo hace en base a lo que oye, de
donde se puede inferir la importancia de la escucha para la fe.
Bartimeo
que es un excluido que vive postrado, al margen del camino, fuera de la
ciudad, mendigando, no duda en dejar con prontitud todo lo que tiene,
como hicieran los hijos de Zebedeo cuando recibieron la llamada de
Jesús, en contraste con el rico de hace dos domingos.
Termina siguiendo a Jesús por el camino, como discípulo.