martes, 29 de octubre de 2024

B 31º Marcos 12 · 28b-34 El doble mandamiento de Jesús

 La liturgia da un gran salto desde el capítulo 10 al 12. Dejamos a Jesús saliendo de Jericó el domingo pasado, y ya lo encontramos dentro de Jerusalén, donde, después de purificar el Templo, se encuentra en una serie de controversias: sobre su autoridad, sobre el tributo a César, sobre la resurrección de los muertos, y la actual, iniciada por un escriba, un entendido en la Palabra de Dios, que le plantea una cuestión habitual en aquel tiempo: ante los 613 mandamientos de la Torá (nuestro Pentateuco), «¿Qué mandamiento es el primero de todos?».

Jesús le responde de tal modo que ya "nadie se atrevió a hacerle más preguntas". Le contesta uniendo dos mandamientos de la Torá: el amor a Dios y el amor al prójimo.

 Los mandamientos elegidos por Jesús están en dos libros de la Torá: el primero en Deuteronomio 6,4-5 (que es la primera lectura de la misa de este domingo) y forma parte del párrafo llamado "Shemá" y que los judíos como Jesús recitan todos los días; el segundo está en Levítico 19,18 y forma parte de una sección que detalla los comportamientos sociales queridos por Dios. Ya otros maestros de la Ley anteriores a Jesús habían hecho la misma selección.
La medida del amor que se ha de tener a Dios es la "totalidad", con la totalidad de la existencia: con "todo" el corazón, con "toda" el alma y con "toda" la mente. La medida del amor que se ha de tener al prójimos es: como te amas "a ti mismo". 

El escriba suscribe las enseñanza de Jesús al contestarle que esos doble amor "vale más que todos los holocaustos y sacrificios", por lo que Jesús le descubre al éste que «no está lejos del reino de Dios».